El máximo ídolo en la historia del boxeo mexicano, Julio César Chávez, reveló en una entrevista que en su mero apogeo no pudo disfrutar de todos los lujos que tenía, inclusive en una ocasión consideró pedirle ayuda a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
De acuerdo a las revelaciones que hizo en el podcast Dementes, Julio César Chávez confesó que fue ingresado a una clínica de rehabilitación en Guadalajara, pero en los cuatro meses que estuvo internado no la paso del todo bien.
TE PUEDE INTERESAR: Captan el enojo de Julio César Chávez al ver cómo pierde su hijo Omar
Por tal motivo, al salir de la rehabilitación, el mítico boxeador mexicano en plan de venganza amenazó a los dueños de la clínica con destruirles el lugar con la ayuda de los más famosos narcotraficantes de esa época.
“Les voy a echar al ‘Chapo’ Guzmán, hijos de su p*ta madre, ahorita va a venir en helicóptero por mí el ‘Mayo’ Zambada, el ‘Azul’, Esparragoza, ‘Amado Carillo’. Van a ver, les voy a quemar el pinche lugar”, contó Julio César en la entrevista.
TE PUEDE INTERESAR: Julio César Chávez explica cuál fue la falla del ‘Canelo’ que lo hizo perder ante Bivol
Recordó que cuando acudió a la clínica fue por engaños de sus hijos, quienes le prometieron un lugar con todas las comodidades y con personas amigables, sin embargo, al momento de ingresar se encontró con otro tipo de ambiente.
Fue tanta la decepción del lugar y de los demás pacientes, por lo que no dudó en agredirlos cuando se le acercaron para darle ánimos para que le echara ganas y dejara las adicciones que le estaban afectando su vida profesional y personal.
TE PUEDE INTERESAR: JC Chávez dice que siempre será el mejor boxeador mexicano de la historia
“Me meten y volteo y veo a 120 cabrones todos cochinos y mugrosos y me dicen ‘échale humildad, cabrón, por hoy te vas a quedar aquí’, y le dije ‘pero por qué, pendejo, ¿qué no sabes quién soy yo?’, ‘sí, ya sé quién eres tú, eres un pinche adicto más que todos aquí’, me dijo”, agregó el ahora analista de box.
También mencionó que noqueó a cinco pacientes, pero se le dejaron ir los demás y terminó por ser golpeado y después lo amarraron para tranquilizarlo, ya que se había puesto muy agresivo en su primer día dentro de la clínica.
Para finalizar, Julio César Chávez aceptó que durante el tiempo que estuvo ahí encerrado se preguntó qué había hecho mal en su vida, puesto que “lloraba un chingo” y no se explicaba por qué no podía disfrutar de todos los lujos que tenía en sus manos.