Michael "Miky" Arroyo fue una de las últimas grandes contrataciones de Ricardo Peláez con el América y ayudó en la obtención de varios títulos, pero debido a una suspensión y varias lesiones, su carrera se desmoronó.
Arroyo abandonó el América después del Clausura 2017 en busca de llegar a Europa al jugar con el Gremio de Brasil.
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Pero las lesiones le cobraron factura y no pudo aportar al campeón de la Copa Libertadores del 2017. Regresó al Barcelona de Guayaquil de Ecuador en enero del 2018.
Cuando parecía que recobraba su mejor forma con el Barcelona ecuatoriano, Arroyo fue suspendido un año por dar positivo en un examen antidopaje.
Después del "Clásico del Astillero" contra el Emelec que se disputó el 14 de octubre del 2018, Arroyo falló en la prueba por tener rastros de un diurético.
Arroyo aseguró que la sustancia entró a su sistema por una medicina que tomaba para tratar un caso de piedras en sus riñones (o cálculos renales).
Debido que ya había sido suspendido en 2007 por usó de marihuana cuando jugaba con el Emelec, la Federación Ecuatoriana de Futbol le dio un castigo más duro.
Arroyo estuvo parado todo el 2019 debido a la suspensión y ningún equipo lo quería contratar.
El Barcelona de Guayaquil y Arroyo llegaron a un acuerdo en febrero del 2020 para que se reincorporara a los entrenamientos. El jugador había demandado al club en enero de ese año por la falta de pago por 8.3 millones de dólares.
Arroyo tuvo actividad con el equipo durante el 2020, pero su contrato no fue renovado en enero del 2021 y ahora busca un club para continuar su carrera.