- 18 de noviembre de 2025
La afición en Estados Unidos muestra su descontento con el rendimiento del equipo nacional.

¿Ahora a dónde querrán irse a jugar los jugadores de la Selección Mexicana? Reciben con abucheos a Malagón en San Antonio
El Tri intentó cambiar de aire en Texas, pero el ambiente fue igual de hostil. La afición de Estados Unidos le da un nuevo golpe de realidad al equipo y a Raúl Jiménez: los abucheos no son el lugar, son el mal rendimiento.
La Selección Mexicana creyó que podría escapar del infierno de la crítica regresando a sus dominios en Estados Unidos, luego del tenso ambiente vivido en Torreón. Tras el decepcionante 0-0 ante Uruguay, la afición en el TSM Corona despidió a los jugadores con una histórica rechifla, lo que generó un profundo malestar en el vestuario.
El delantero Raúl Jiménez fue uno de los más vocales, asegurando en zona mixta que la hostilidad de los aficionados mexicanos podría ser la razón por la que "luego no los sacan de Estados Unidos", sugiriendo que la afición en el país vecino era más condescendiente.
¿Cómo reaccionó la afición en San Antonio ante el Tri?
Pues bien, la realidad le ha dado una bofetada al atacante y a todo el vestuario del Tricolor. En el amistoso disputado en San Antonio, Texas, contra la Selección de Paraguay, los abucheos no solo regresaron, sino que se hicieron presentes desde los primeros instantes del partido, dejando en claro que el problema no es la geografía, sino la falta de futbol.
El Destino No es la Culpa: San Antonio también abuchea
El ambiente en el Alamodome era el habitual para un partido del Tri en suelo estadounidense: entrada aceptable, bullicioso y aparentemente de fiesta. Sin embargo, la memoria de la afición en Texas es tan fresca como la de Torreón. Apenas había transcurrido el minuto 2 del encuentro cuando una jugada defensiva que involucró al portero, Luis Ángel Malagón, desató el primer coro de reprobaciones.
Malagón, quien fue titular y con esto desmintió las versiones de una lesión en el tobillo, se llevó la peor parte. Al recibir un balón y tardar unos segundos en soltarlo o al despejar de manera equivocada, el guardameta del América fue recibido con abucheos y silbidos audibles que se multiplicaron cada vez que tocaba el balón.
¿Qué implica el mal rendimiento para la Selección Mexicana?
Este incidente en el minuto 2 es un síntoma inequívoco del hartazgo. Los aficionados en Estados Unidos, que pagan precios premium por ver a su selección, no están dispuestos a tolerar la inercia negativa. Ya no es una cuestión de lealtad ciega o de simplemente alegrarse de ver al equipo.
La gente está exigiendo un rendimiento acorde a la historia y el nivel que se supone debe tener la Selección Mexicana.
¿A dónde huir ahora?
La queja de Raúl Jiménez, que intentaba justificar el cambio de sede por la supuesta "mejor afición" en Estados Unidos, se desmoronó en menos de 120 segundos. El mensaje de San Antonio fue brutalmente directo: el problema no es la afición ni si el estadio está en Torreón o en Texas; el problema es el mal rendimiento del equipo.
Los jugadores se han quejado de ser "tratados sin algodón" por la prensa, y de la hostilidad de los seguidores, pero la realidad es que el Tricolor lleva demasiado tiempo sin ofrecer una actuación convincente contra rivales de nivel. Las derrotas y los empates grises han creado una atmósfera tóxica que persigue al equipo sin importar el código postal.
La pregunta que queda en el aire para los futbolistas que se quejaron del recibimiento en México es: si la crítica los persigue incluso en su base operativa en los Estados Unidos, ¿a dónde querrán irse a jugar ahora? Parece ser que la única salida para calmar los abucheos y silbidos no está en la geografía, sino en el marcador. Solo ganando, y convenciendo, podrán silenciar el clamor popular.
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