- 09 de octubre de 2025
Gilberto Mora asombra por su madurez en la cancha, un contraste total con la psicología de un adolescente programado para ser impulsivo.
Hugo Sánchez lo compara con Emilio Butragueño, Nacho Ambriz con Cuauhtémoc Blanco y su representante, Rafaela Pimenta, afirma que "con 15 millones de dólares no compras ni una pierna de Gilberto Mora".
Algunos medios lo colocan en el Barcelona y Manchester City, otros hacen campaña para que juegue en el América.
Mora es la gran figura de la Selección Sub-20 y el sueño de muchos aficionados de verlo convertirse en poco tiempo en una estrella de clase mundial.
Lo asombroso de Mora no es solo su talento; es la madurez forzada con la que carga una presión que muy pocos adultos podrían soportar.
El Cerebro de 16 Años: Impulso vs. Juicio
Desde la psicología, esta etapa es de máxima inestabilidad. Un joven de 16 años tiene el centro de las emociones y las recompensas (el sistema límbico) funcionando a tope, pero la parte del cerebro encargada del juicio, la planificación y el control de impulsos (la corteza prefrontal) aún está inmadura.
Esto significa que, biológicamente, Mora está programado para ser impulsivo. Sin embargo, en la cancha luce centrado, toma decisiones frías y maneja la presión de un Mundial con una serenidad que sorprende.
El joven que en el campo es un veterano táctico y un líder, fuera de él es un adolescente lidiando con su propia tormenta cerebral.
El peso de ser un fenómeno y el heredero de leyendas es la carga que Gilberto Mora, a sus 16 años, maneja con una entereza que es, en sí misma, su mayor genialidad.
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