- 02 de octubre de 2024
Damián Álvarez brilló por su clase y proyectaba para ser un verdadero ídolo
A inicios de la década de los 90 una figura espigada por banda derecha hizo soñar a las tribunas en el fútbol mexicano con el nacimiento de un nuevo ídolo: Damián Álvarez Arcos parecía llamado a la gloria por sus condiciones técnicas, pero una serie de decisiones e indisciplinas lo condenaron al olvido y al retiro temprano.
Con un drible excepcional y contundencia frente a la portería, Álvarez Arcos, nacido en Veracruz, debutó con el Atlas, brilló con el León y vistió las camisetas de la selección mexicana, Chivas y América, sin embargo fue su paso por la MLS lo que marcó el momento del declive.
"Como jugador la vida me dio grandes enseñanzas. El camino no fue fácil, sobre todo después de hacer una inversión que terminó costándome la carrera", reflexionó en 2015. Doce años después de haberse alejado de las canchas.
La habilidad innata del veracruzano lo proyectó en tiempo récord a los Panzas Verdes y de ahí a la selección mexicana, que vivía un momento dorado entre los procesos de los Mundiales 1994 y 1998. En el mejor momento de su carrera, decidió emigrar a la incipiente liga estadounidense a cambio de billetes verdes, para jugar con el Dallas Burn.
Carlos Reinoso fue su entrenador en el conjunto esmeralda. El "Maestro" vio algo de él en la habilidad de Álvarez, recordó el mediocampista: "Me dejó tantas enseñanzas y me regañaba más que mi papá, con él fue mi mejor época como futbolista".
"Todo comenzó en 1997 cuando decidí ir a jugar a la MLS pese a que estaba viviendo uno de mis mejores momentos en mi carrera (era titular con LEÓN, y seleccionado nacional). Decidí capitalizarlo, la propuesta económica era muy buena, recuperaría mi carta en tres años y había la posibilidad de emigrar a Europa ya que la MLS tenía convenio con clubes europeos y en esos momentos era muy complicado ir para allá", recordó en una columna publicada en Medio Tiempo.
Álvarez no tardó mucho tiempo en darse cuenta que el nivel del fútbol profesional en Estados Unidos era ínfimo en comparación con el mexicano y cada día que pasaba iba minando su valor, así que fue cedido a las Chivas, sin embargo otro problema apareció en su panorama: las indisciplinas.
Pese a lo devaluado de su carrera, las Águilas del América se fijaron en él y lo contrataron como refuerzo, sin embargo la historia no cambió y pasó con más pena que gloria a pesar de sus habilidades. El colmo de los problemas en su trayectoria llegó con los temas contractuales, pues para no regresar a la liga estadounidense compró su carta y se volvió un "bicho raro" en México, con carnet de foráneo y el pase en sus manos, una situación que nada gustaba a los directivos y su pacto de caballeros.
En adelante todo fue un tobogán de equipos y cada vez menos minutos jugados. Pasó por Pachuca, Yucatán, Atlante, Toluca, San Luis y Zacatepec. Se enroló en el Trotamundos de Tijuana y ahí finalizó su carrera el el fútbol profesional. "Me retiré por tonto, por un bloqueo mental", declaró años después cuando intentó volver a las canchas sin éxito.
Los problemas económicos no tardaron en hacerse presentes en su vida a pesar del brillo que alcanzó y el dinero que ganó y por el que apostó todo. Álvarez declaró que vivía al día pues no ahorró durante su momento de gloria.
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